Actualmente no concebimos edificios de varias plantas sin un ascensor o varios. Estos ascensores son realmente sistemas de transporte vertical diseñados especialmente para mover personas o mercancías a través del funcionamiento conjunto de partes mecánicas, eléctricas o electrónicas. Aunque parece un sistema muy complejo, ya en las primeras civilizaciones inventaron los primeros prototipos. Veamos cuál es el origen del ascensor y en qué consistían los primeros elevadores.
El origen del ascensor se remonta nada más y nada menos que al antigua Roma. Una de las primeras referencias que se tienen de un ascensor es en las obras del arquitecto de Julio César llamado Vitruvio. Sin embargo, él mismo reconoce que Arquímedes había construido el primer elevador años antes, en torno al 236 a.C. Eso sí, muy diferentes a los ascensores que conocemos hoy en día. Los elevadores posteriores registrados aparecen en Egipto. Estos primeros ascensores funcionaban por la fuerza ejercida por personas o animales. Consistían en pequeñas cabinas y sostenidas por cuerdas de cáñamo.
En la España Islámica en torno al año 1000 también se han encontrado escritos que explican el uso de una especie de ascensor con el fin de subir un gran peso y golpear una fortaleza.
Todos estos ascensores se basaban en el mecanismo de la grúa. El gran paso en su evolución fue el uso del sistema basado en la transmisión a tornillo. Gracias a esta invención, su forma y mecanismos se empiezan a parecer más a los elevadores modernos.
En la edad moderna los ascensores que se empiezan a inventar mantienen más similitudes con los ascensores actuales. Su avance se debe en gran medida a dos factores. En primer lugar, la construcción de edificios cada vez más altos, el cual suponía un esfuerzo impensable para muchas personas. En segundo lugar, con la creación de grandes almacenes se necesitaba un sistema que permitiera trasladar a los clientes de un piso a otro sin realizar un gran esfuerzo.
Uno de los que empezaron a montar ascensores más modernos fue Ivan Kulibin, quien instaló uno en el Palacio de Invierno de San Petersburgo en el año 1793.
En 1851 se inventa el primer montacargas compuesto por una plataforma unida a un cable con el objetivo de subir y bajar tanto personas como mercancías. Este tipo de elevador fue una inspiración para el conocido estadounidense Elisha G. Otis, quien desarrolló el primer sistema de seguridad para frenar un ascensor en caso de rotura del cable, que consistía en un sistema dentado que amortigua la caída. Más adelante inventó un sistema de seguridad más avanzado para cuando hubiera una avería en el cable y fundó la compañía Otis Elevator Company, una de las empresas más conocidas de todo el mundo en cuanto a la instalación de elevadores y escaleras mecánicas.
Un ascensor muy peculiar es el conocido como paternoster. Consiste en pequeñas cabinas en cadena, normalmente con capacidad para dos personas, que se mueven de forma continua y sin parar en ningún momento. Por lo tanto, los pasajeros deben subirse y bajarse de él en marcha. Estas cabinas se desplazan como si fuera una noria, pero en vez de ser redonda, es un mucho más estrecha y vertical. Sin embargo, tenía algunos problemas de seguridad y fueron sustituidos por las escaleras mecánicas, mucho más seguras.
Otro avance importante se da en 1957 cuando se pasa de puertas actuadas manualmente a un sistema de puertas automáticas. En 1857 se instala el primer ascensor de clientes en la avenida Broadway en Nueva York. Se propulsaba a base de vapor y tardaba alrededor de un minuto en subir cinco pisos. Actualmente, los ascensores suben y bajan distancias mucho más largas en el mismo tiempo, llegando a una velocidad de 10 metros por segundo.